La
sabiduría popular dice: “no dejes para
mañana lo que puedes hacer hoy”
Un
año nuevo llega como un cuaderno de páginas blancas, vacías, si prefieres; un
reto personalísimo que tiene que ver con nuestro optimismo, nuestra fe, y sobre
todo con nuestra actitud.
Te
esperan; mejor dicho, nos esperan días para estrenar, cada uno de ellos una nueva oportunidad para realizar esas cosas que forjaste como propósitos de año nuevo: hacer mas
ejercicios. Dejar de fumar. Ser mejor esposo o esposa. Ser mejor padre o madre. Pasar más tiempo con los míos. Culminar mi carrera o comenzar otra. Bajar de
peso, etc. Insisto: cada uno de los venideros días son oportunidades para realizar
cambios en nuestras vidas, mejorar en lo personal y en las relaciones de pareja y en familia.
Una
mañana te miras en el espejo y notas las arrugas en tu rostro y el blanco en
tus cabellos, entonces recuerdas que el tiempo es, en el universo, un recurso que no es renovable e inexorablemente transcurre; en ese
sentido es bueno ser consciente de ello para aprovecharlo, ¡eso si, un día a la
vez! La diferencia estará en lo que
hagamos con esa unidad de tiempo, en si lo valoras o no. Es necesario adueñarse
de él, sobre todo si entendemos que este día jamás volverá y son más de trescientos
que nos esperan en el futuro, así que desde esta pequeña ventana quiero
desearte un ¡FELIZ, PRÓSPERO Y EXITOSO AÑO!