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Mostrando entradas de 2015

AMOR ETERNO, AMOR PARA SIEMPRE

Un 27 de febrero de 1965  Miguel Ángel y Nelyt, celebraron su boda.         Decididos a vivir juntos el porvenir , ese día él la caso a ella, y ella lo caso a él, en acto público, con un sacerdote como testigo calificado; recibieron la bendición de Dios ,   se  casaron entre ellos; con la felicidad , con las promesas que se hicieron. Ese día se comprometieron a unirse, en las buenas y en las malas, en la salud, y en la ausencia de ella, en la riqueza o en la pobreza .  Llevaron sus anillos, las arras y todo lo que era menester en aquella ceremonia, lejos en el tiempo. Tenían preparada también su maleta, la cual han llevado por muchos años, aún la  tienen; no  donde colocaron lo necesario para la luna de miel, no; la referencia es a la maleta donde guardaban, mejor, donde atesoraban sus esperanzas, sueños e ilusiones.  En los albores de la relación, habitando en su mundo de amor para siempre prometido; millonarios en ganas y con sus sueños bien ajustados en el coraz

El televisor individual. Mira como puede afectar la acción en tus aposentos

  Hablando hace unos días acerca de la historia del CD, al mencionar a la holandesa Phillips, pensé en un fenómeno que ocurre todos los días y del que muchas personas no se quieren hacer conscientes.   La mencionada marca me hizo recordar un viejo televisor Phillips, el primero que tuvimos en casa, un regalo de mi abuela Carlina; de aquellos que venían con patas, aunque el nuestro era cojo de una de ellas, consecuencia de la acción de las termitas.  A ese único aparato que había en las casas le otorgábamos la facultad de unir a las familias y amigos frente a él. Nelson, Willie y yo después de las tareas escolares nos sentábamos a ver al pequeño Samurái; el Hombre Par, Monstruos del espacio, Ultramán, los tres chiflados, Rod Roger, Batman y por supuesto El Zorro, la más de las veces con algunos amigos como León Arístides o Isidoro.  Entrando la noche, le tocaba a mi mamá ver, probablemente, Lucecita, Renzo el gitano, o El derecho de nacer con el inolvidable Albertico Li